«Colores» otra vez en Castex

Un par de lágrimas le recorrieron las mejillas… «Colores» Facio (77) agitado, turbado por la presencia de sus amigos, no podía evitar emocionarse. Fue en el mediodía del viernes 1 de julio, y se encontró con alguien que fue compañero de equipo muchos años, y además su amigo; y con un periodista al que Juan Carlos distinguió con su amistad.

Néstor Vicente Cejas -otrora jugador de All Boys de Santa Rosa (con pasos anteriores por General Belgrano y Ferro de Caballito)-, hace tiempo había expresado que quería «ver a Colores». Y ese día se dio el gusto: en el saludo el Negro Cejas lo abrazó, le dio un beso en una mejilla y también enjugó alguna lágrima furtiva.

En su coqueta casa del Barrio Calandri de Eduardo Castex, Juan Carlos Facio vive ahora mismo rodeado por algunas personas que se turnan para cuidarlo, y pasa las horas informándose «de todo» frente al televisor.

Hace meses falleció Alicia, su compañera de tantos años -la que lo cuidó amorosamente mientras mucho tiempo permanecieron juntos-, y «Colores» quedó desde entonces un poco más solo, si bien el afecto de sus hijas que se turnan los fines de semana para visitarlo y acompañarlo tornan más placenteras sus horas.

Uno de los mejores.

Por si algún o alguna distraída no lo sabe, Facio fue uno de los más grandes futbolistas que pasaron por las canchas pampeanas; luciendo su indiscutida clase sobre todo con los colores de All Boys sobre su pecho.

Llegado a Santa Rosa allá a fines de los ’60, deleitó a todos en ese tiempo. Si se repitió muchas veces eso de que «Colores» cambió el fútbol de La Pampa, en tiempos en que la televisión era nada más que un anhelo, o algo incipiente para nosotros. Épocas en que no veíamos por aquí la Champions League, y tampoco el fútbol italiano o el español, sino que sólo llegaba -eso sí recién los lunes y en blanco y negro- imágenes del clásico del domingo jugado en Capital Federal. Y poco más.

Así que verlo a «Colores» con esa cabellera rubia al viento, trotando la cancha para llenarla de fútbol con sus toques sutiles y su pegada magistral era un regalo para la vista. Porque lo suyo era ubicarse, recibir la pelota, tocar y rotar para seguir jugando. Y todo con una calidad a la que no estábamos acostumbrados por aquí, aunque es verdad que había otros grandes jugadores lugareños. Pero lo suyo era la distinción, el buen gusto… era fútbol puro. Puro fútbol.

Anda por los 77 «Colores», y ha tenido algunos episodios que mermaron su salud y sus posibilidades de trasladarse -e incluso le produjeron dificultades en su hablar-, pero está completamente lúcido. Conserva la picardía del porteño que es, y la chispa para recordar y reírse de cientos de anécdotas de las que supo ser protagonista.

En el encuentro con Cejitas los dos regresaron en el tiempo para evocar aquellos otras épocas, felices, repleta de triunfos, de goles, y tuvieron además un momento para recordar a tantos compañeros con los que compartieron más de una década exitosa.

Aquellos jugadores.

«¡Qué jugador El Gato!», murmuró por lo bajo en la charla «Colores» para hablar de Félix Omar Villalba, uno de los grandes de todos los tiempos de nuestro fútbol. Y se sumaron a su lista El Nene Blanco; Aldo Bafundo, Edilio Zabala, Barba Rechimont… y muchos otros. Y por supuesto, además el Pity Kraemer -«¡Que doble pared hicimos con Pity cuando le convertimos ese golazo al Loco Gatti!», se entusiasma por un ratito Juan Carlos. Aquella noche en cancha de Belgrano fue una actuación memorable de All Boys para ganarle 3 a 1 a Gimnasia y Esgrima La Plata por la Copa Argentina, con dos de Kraemer y un tiro libre del propio «Colores».

«Mil goles hiciste vos…», le dice exagerando al Negro Cejas. Y es verdad, no fueron miles, pero los compañeros de Juan Carlos se valieron de sus asistencias para convertir muchas veces en soledad frente a un arquero.

Su trayectoria.

«Colores» llegó a La Pampa con 23 años, para jugar durante varias temporadas en All Boys de Santa Rosa. Había surgido en San Lorenzo de Almagro, y se hizo conocido después de un golazo convertido a Amadeo Carrizo en un clásico frente a Ríver.

Después vendría un breve paso por Banfield, y cuando todo estaba listo para que pasara al fútbol colombiano, «El Pato» Orrego -entonces cuñado de Juan Carlos- lo convocó para venir a Santa Rosa. «Vení que el doctor (Ramón) Turnes está formando un gran equipo. Vamos a hacer historia», lo sedujo.

Y vaya si la haría. «Colores» Facio iba a ser el director de la orquesta de un gran All Boys; con sus toques sutiles e intencionados, con su calidad para ubicarse siempre solo para recibir y hacer jugar. Y vinieron muchos campeonatos ganados, grandes participaciones en los Torneos Regionales y en la Copa Argentina (le ganó a Platense y Gimnasia y Esgrima La Plata, y cayó en semifinales con San Lorenzo).

Ya yéndose del auriazul jugó en Estudiantil de Eduardo Castex, un breve lapso en Atlético Santa Rosa, y vino el final en Colegiales de Mar del Plata.

Después se convertiría en director técnico: en las formativas de Estudiantil y Rácing de Castex.

Muchos se preguntan que ha sido de él. Y lo cierto es que, ya alejado del fútbol -que sólo sigue por televisión-, «Colores» se radicó definitivamente en Eduardo Castex. Vinieron sus dificultades de salud y, más tarde, al fallecer Alicia estuvo algunos meses en San Luis (allí vive una de sus hijas), pero él quería estar en Castex y todo se dispuso para que vuelva.

El reencuentro con uno de sus queridos ex compañero lo embargó de emoción… Pero al cabo le hizo bien. Muy bien.

Fuente: La Arena.

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