Animales sueltos: la Municipalidad y las protectoras, como perros y gatos

APANI afronta el cuidado de más de 250 perros alojados en su predio, una tarea que le demanda un costo de varios millones al año, sin ningún aporte de la comuna. No hay diálogo ni otro tipo de contactos.

La Municipalidad de Santa Rosa y las organizaciones no gubernamentales más prestigiosas que se dedican a la protección de animales se llevan como perros y gatos

El refrán se basa en un mito que no siempre es real (a veces perros y gatos se llevan bien), pero lo cierto es que entre las autoridades comunales y entidades reconocidas como la Asociación Protectora de Animales (APANI) y la Fundación Vidanimal no hay diálogo, ni contactos, ni acuerdos políticos, ni ayuda económica.

Los padecimientos los sufre Santa Rosa, donde la problemática de animales sueltos (incluso perros callejeros a veces mordedores) no tiene freno ni soluciones concretas y estables.

Las castraciones y el cuidado de los animales son puntos fundamentales y contribuyen al conflicto. Sin un peso municipal de ayuda, APANI tiene que afrontar un costo anual cercano a los $5 millones para hacerse cargo de una tarea que nadie más afronta en la comunidad: el alojamiento, la alimentación y el cuidado veterinario de unos 250 perros que están en su predio.

Respuestas insuficientes

La cantidad de perros y gatos que en Santa Rosa no tienen personas a cargo volvió a quedar en el centro de la escena a partir de una ofensiva opositora cuestionando las políticas (o falta de políticas) oficiales en la Municipalidad.

No es ningún secreto que esa problemática viene haciéndose cada vez más notable en la capital pampeana, y que no parece haber respuestas suficientes, ni del Estado ni de las organizaciones que se dedican al tema.

Pero lo que está claro ahora es que además no hay ningún vínculo entre la propia comuna y esas entidades: no hay diálogo, no hay análisis conjuntos, no hay políticas compartidas y no hay ayuda económica por parte del municipio a esos organismos que tienen una tradición en la ciudad.

APANI tiene décadas trabajando el asunto y en los últimos años también ha sido seria y visible la tarea de la Fundación Vidanimal. Ambas entidades coinciden en el diagnóstico actual respecto de la lejanía con el gobierno municipal y el efecto negativo que tiene eso para la realidad de la comunidad santarroseña.

En las últimas semanas la polémica rondó en torno a las castraciones: el número limitado a que se compromete la comuna, la falta de diligencia para atender realmente los turnos que piden las personas y la acusación de que la comuna se despreocupa y no invierte en ese trámite.

Ni un peso

En nota aparte se describe el millonario costo que significa para APANI alojar, cuidar y alimentar a más de 250 perros. Sin embargo, no hay ningún aporte municipal para esa tarea. Cero peso, según insisten desde la dirigencia de la organización. La Provincia sí contribuye con un respaldo económico para parte de la alimentación de perros y perras, pero eso de ningún modo garantiza la salud económica ni la estabilidad de la agrupación.

La respuesta de la comuna ha sido, reiteradamente, que no hay presupuesto para atender esa dimensión de la problemática.  Las protectoras creen que más que una cuestión de plata, es de voluntad política.

El contacto se limita a 4 turnos para castraciones en el área de Zoonosis. En ocasiones, la Municipalidad también aparece para hacer fumigaciones, especialmente en la época de verano, aunque este año ese trámite tampoco se cumplimentó.

La lejanía abarca cuestiones políticas y hasta institucionales: jamás desde la asunción de Luciano di Nápoli como intendente hubo un encuentro de la gestión local con las protectoras de animales.

No es nada nuevo: la administración municipal anterior tampoco se caracterizó por su «mano desprendida». Nunca hubo alguna ayuda sistemática a APANI o Vidanimal, aunque la gestión de Leandro Altolaguirre habilitaba un par de subsidios a lo largo del año. 

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