Doble crimen narco: se complica la situación de la abogada Julieta Bonanno

Para los investigadores hay una certeza: la abogada Julieta Estefanía Bonanno no estaba maniatada y encerrada en el lavadero de un departamento de Belgrano cuando un sicario ejecutó al presunto narco Rodrigo Naged Ramírez y a su hijo John, como ella le dijo al personal policial que llegó a la escena del doble crimen. Los peritajes determinaron que la manga izquierda del pantalón que vestía la letrada la noche del hecho tenía restos de pólvora, lo que la ubicaría en el lugar donde fueron ultimadas las víctimas.

Así lo informaron calificadas fuentes judiciales. Ya el análisis de residuos de disparo (GSR por sus siglas en inglés, gunshot residue), realizado por la división científica de la Policía de la Ciudad, había determinado que Bonanno tenía restos de deflagración de un disparo en la cara externa de su mano derecha.

«Se encontraron partículas de antimonio y bario fundidas entre sí. El positivo es categórico en cuanto a que se trató de restos moleculares provocados por disparos de arma de fuego», habían explicado en su momento a LA NACION fuentes de la Policía de la Ciudad.

Bonanno, de 29 años, está detenida desde hace dos semanas, acusada de haber contribuido para que se pudieran concretar los homicidios, ocurrido el 4 de este mes después de las 22 en el departamento 10° D del edificio situado en Cabildo 2659, en Belgrano.

Naged Ramírez, de 59 años, había estado preso por la operación Bobinas Blancas, el intento de contrabando de 2000 kilos de cocaína ocultos en bobinas electromagnéticas de acero. Había sido procesado con prisión preventiva por el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, pero quedó exceptuado provisionalmente del proceso luego de haber sufrido un ACV que le dejó graves problemas de salud y que le impedía, en términos legales, comprender en el proceso penal en su contra la criminalidad de sus actos. En el expediente judicial fue defendido por Bonanno.

Bonanno fue detenida por detectives de la Policía Federal Argentina (PFA) por orden del juez González Charvay, que quedó a cargo de la investigación del doble homicidio ante la sospecha que podía estar vinculado al caso Bobinas Blancas.

González Charvay tiene la colaboración de detectives de la Superintendencia de Drogas Peligrosas y de la División Investigación de Delitos Violentos, ambas dependencias de la PFA. Fuentes de la investigación explicaron que los resultados de los peritajes que determinaron el hallazgo de restos de deflagración de un disparo en la mano y en el pantalón complican la situación de la aboga.

«Si bien Bonanno escribe con la mano derecha y las partículas de antimonio y bario fue halladas en la cara externa de la mano izquierda no se descarta que ella haya disparado», sostuvo un detective de la causa. Hasta el momento, la imputación es haber contribuido en las muertes, lo que comprende tanto una contribución indispensable como haber disparado. ¿En qué contribuyó? Haber hecho entrar al sicario, seguro y se investiga si también disparó», afirmó una fuente de la investigación.

Bonanno llegó al edificio situado en Cabildo 2659, Belgrano, a las 21.41 del lunes 4 de este mes. Quedó registrada por las cámaras de seguridad mientras esperaba que le abrieran la puerta. Naged y su hijo alquilaban el departamento 10º D.

En las imágenes registradas por las cámaras de seguridad del edificio se puede ver, detrás de la abogada, a un joven muy abrigado y encapuchado. No sería otro que el sicario, presumen los investigadores.

«En la filmación, que es nítida, se ve a la abogada mientras espera que le abran la puerta. En las manos tiene un teléfono celular y nunca mira al joven que está detrás de ella», explicó a LA NACION una calificada fuente de la pesquisa que tuvo oportunidad de revisar las grabaciones.

La abogada, según las fuentes consultadas, explicó en su primera declaración que había ido al departamento de su cliente para dejarle dinero para pagar el alquiler.

Cuando salió del inmueble fue interceptada por el sicario, que la hizo reingresar, la obligó a atar a padre e hijo y la encerró en el lavadero. La letrada declaró que, desde allí dentro, escuchó varios disparos y comenzó a gritar para pedir auxilio.

En la causa Bobinas Blancas Bonanno no solo representó a Naged Ramírez. Defendió a todos los extranjeros procesados: otros tres ciudadanos mexicanos, entre ellos, Max Rodríguez Córdova, conocido por el apodo de Patrón.

«Reportes de inteligencia ubican a Rodrigo Alexander Naged Ramírez desde hace mucho tiempo envuelto en actividades de drogas. Se indicó que resulta responsable del envío de grandes cantidades de cocaína desde Colombia a distintas partes del mundo. Asimismo, se lo había sindicado como coordinador de vuelos clandestinos de transporte de drogas y vinculado con carteles de narcotráfico de México, sin perjuicio de que no registraba arrestos», rubricó González Charvay en julio del año pasado, cuando procesó a Naged, que quedó preventivamente exceptuado del trámite de la causa tras sufrir un ACV. Hubo otros nueve procesados.

Para los investigadores, Naged era uno de los «ingenieros» de la banda, ejecutor del método para que la droga no fuese descubierta por los escáneres. La operación era dirigida por una célula del cartel de Michoacán, que había montado la logística para la exportación de las «bobinas de uso industrial» con tres puertos de salida en la mira: Campana, Buenos Aires y Bahía Blanca.