Por el coronavirus, el tráfico de cigarrillos volvió a manos de los narcos: escasean en los kioscos

Por el coronavirus, el tráfico de cigarrillos volvió a manos de los narcos: escasean en los kioscos

Los contrabandistas trasladan lo que hay, lo que deja plata y/o lo que produce menos riesgos. Tres reglas simples que explican cómo es el mundo de «la logística», algo en apariencia tan sencillo como llevar un producto de un punto a otro. Pero no siempre se cumplen las tres máximas. Por ejemplo, la cocaína representa más riesgos que otras mercaderías pero suple esta desventaja con la ganancia que genera.

El coronavirus​, la pandemia y la cuarentena​ -que puso retenes en las rutas y cerró las fronteras entre países- obligó a agudizar el ingenio de los contrabandistas, quienes debieron adaptarse a nuevas exigencias de oferta, demanda y tipo de distribución.

Uno de los fenómenos más incipientes de estos tiempos de encierro: ante la dificultad de transportar drogas por los controles del COVID-19 y la falta de stock de cigarrillos en los grandes centros urbanos, por la paralización de esa industria, las organizaciones dedicadas a la logística ilegal se están volcando cada vez más al sector tabacalero.

Sin ayuda del coronavirus, el contrabando de cigarrillos igualmente encabeza el ranking de los productos que más se trafican ilegalmente, según la Asociación Latinoamericana Anticontrabando (ALAC). En números representa «el 54 por ciento del mercado de Brasil, el 24% del chileno y el 12 del argentino», detalló Edson Vismona, presidente pro tempore de la ALAC, en una nota publicada en Clarín a mediados de 2019.Haz clic para ver el video completo

Desde el capo de todos los capos, el colombiano Pablo Escobar Gaviria​, hasta el narco local Federico «Morenita» Marín -que manejaba parte de la marihuana en la ciudad correntina de Itatí- o las organizaciones criminales de Galicia, todos forjaron su poder gracias a la habilidad de manejar rutas. Y esa habilidad la adquirieron con el contrabando de cigarrillos.

En parte por eso, lo que ocurre ahora en la frontera argentina (principalmente la que se comparte con Paraguay) es como un volver a las fuentes. Claro que tiene algunos condimentos nuevos como que los cigarrillos paraguayos destinados a su principal comprador, Brasil, ya no pueden entrar a ese país porque la frontera está sellada por el Ejército de Jair Bolsonaro.​Edson Vismona, presidente pro tempore de la ALAC. © clarin.com Edson Vismona, presidente pro tempore de la ALAC.

Ante esto el cada vez más sediento mercado argentino (en el que ya hace rato los consumidores no encuentran su marca preferida, o la pagan más cara de lo habitual) cobra otro brillo. Con el agregado extra: la bajante del Río Paraguay y sus afluentes está haciendo el trabajo de los paseros un juego de niños.

«Si a eso le sumamos que los contrabandistas saben que si los agarran con cocaína y marihuana van presos y si los agarran con cigarrillos pagan una multa, las cuentas son sencillas», explicó una fuente conocedora del comercio ilegal en la frontera entre Paraguay y Formosa.

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo no será publicada.


*