Un Trump imprevisible llegó a la Argentina y condiciona la cumbre

llegó esta noche a la Argentina para participar en la cumbre del G-20 y lo hizo con su sello de imprevisibilidad, un rasgo distintivo de su estilo que impregnó su presidencia y amenaza con condicionar el encuentro de líderes en Buenos Aires.

Poco después de despegar hacia la Argentina a bordo del Air Force One, el mandatario norteamericano se encerró con su jefe de Gabinete, John Kelly, y su secretario de Estado, Mike Pompeo. Al teléfono estaba su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, desde Brasil. Unos minutos después, Trump anunció una decisión: canceló su reunión bilateral con el presidente ruso, Vladimir Putin , uno de sus encuentros pautados más importantes de la cumbre.

El mundo se enteró después, otra vez, por Twitter. Antes de eso, al dejar la Casa Blanca, Trump había atizado otro frente: ambiguo, dijo que estaban «muy cerca» de lograr un avance con China, pero que no estaba seguro de querer hacerlo porque los aranceles de su guerra comercial aportaban «miles y miles de millones de dólares».

La llegada de Trump a la Argentina para la cumbre marcó su octavo viaje al exterior desde que asumió la presidencia de Estados Unidos, y el primero a América Latina.

En su visita a Buenos Aires, Trump buscará abrir una nueva etapa en el vínculo económico de Estados Unidos con la Argentina y reforzar su alianza con el presidente Mauricio Macri , a quien le brindará, otra vez, un firme respaldo, que ahora llegará acompañado de acuerdos para apuntalar la salida de la recesión de la economía.

Un Trump imprevisible llegó a la Argentina y condiciona la cumbre© Rodrigo NéspoloRodrigo Néspolo Un Trump imprevisible llegó a la Argentina y condiciona la cumbre

Macri recibirá mañana por la mañana a su par norteamericano, quien en medio de la crisis económica se transformó en el principal garante internacional del plan económico, y le brindó un respaldo crucial a la Argentina en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trata del encuentro bilateral más importante para el Gobierno en la cumbre del G-20 , y del que espera una ratificación del respaldo a las medidas que tomó el Presidente para superar «las turbulencias».

La cumbre lo espera con un puñado de riesgos y un desafío concreto: validar su chapa de negociador para cerrar un acuerdo con el presidente chino, Xi Jinping , que aleje los temores desatados por la guerra comercial que abrió con Pekín.

El desenlace de la puja entre Estados Unidos y China es el principal foco de atención de la cumbre, ante un mundo expectante, a la espera de que Trump y Xi logren avanzar hacia un acuerdo que despeje los riesgos desatados por la guerra comercial que desplegó la Casa Blanca con los aranceles del republicano. Ayer, el presidente dejó señales ambiguas.

«Creo que estamos muy cerca de hacer algo con China, pero no sé si quiero hacerlo», dijo ayer, al salir de la Casa Blanca. «Porque lo que tenemos ahora es que miles y miles de millones de dólares ingresan a los Estados Unidos en forma de aranceles o impuestos. Así que realmente no lo sé. Creo que China quiere hacer un trato. Estoy abierto a hacer un trato. Pero francamente me gusta el trato que tenemos ahora», cerró el mandatario.

La decisión de Trump de cancelar su encuentro con Putin marcó otro punto de fricción en su tumultuosa relación con el Kremlin. El nuevo contrapunto ocurrió por un nuevo pico de tensión entre Moscú y Kiev luego de un choque naval en el mar Negro que derivó en la captura de tres buques y 24 marineros ucranianos.

«Basándome en el hecho de que los barcos y los marineros no han sido devueltos a Ucrania desde Rusia, he decidido que sería mejor para todas las partes involucradas cancelar mi reunión previamente programada en la Argentina con el presidente Vladimir Putin», anunció Trump en Twitter. «¡Espero una cumbre significativa de nuevo tan pronto como esta situación se resuelva!», agregó el mandatario, ya en vuelo hacia la Argentina.

Fiel a su costumbre, Trump respondió preguntas de los periodistas antes de subir al helicóptero presidencial Marine One, que lo llevó a la Base Aérea Andrews, desde donde despegó rumbo al aeropuerto internacional de Ezeiza. Anoche lo recibió el canciller argentino, Jorge Faurie.

Trump había dicho a los periodistas que la cumbre era una buena oportunidad para reunirse con Putin y que eso «probablemente» ocurriría, pero tomaría una decisión en vuelo. Un rato después, decidió suspender la reunión con el líder del Kremlin. Trump reiteró que estaría dispuesto a un encuentro con el príncipe heredero de la corona saudita, Mohammed ben Salman, envuelto en el escándalo por el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi.

Mientras se preparaba para dejar la Casa Blanca en su octavo viaje al exterior como presidente, el magnate recibió una noticia que le dio un nuevo dolor de cabeza en el ya de por sí complicado frente judicial que acosa a su gobierno: su exabogado personal Michael Cohen, miembro clave de su círculo íntimo durante años, se declaró culpable de haberle mentido a un comité del Congreso y aceptó cooperar con el fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller.

Cohen se presentó esta mañana en un tribunal federal de Nueva York para declararse culpable de haberle mentido a un comité del Congreso acerca de un potencial negocio inmobiliario de Trump en Rusia. Ahora, luego de alcanzar un acuerdo con los fisca les federales, Cohen deberá entregarse a una total cooperación con la investigación del Rusiagate.

«Es una persona débil, y lo que está tratando de hacer es obtener una sentencia reducida, entonces está mintiendo sobre un proyecto del que todo el mundo sabía», dijo Trump, antes de partir.

Controversias de lado, el foco principal de la visita de Trump a Buenos Aires será su encuentro con el presidente chino, el sábado por la tarde. Trump y Xi compartirán una cena de trabajo con sus respectivos colaboradores, en la cual intentarán brindar una señal de paz que atenúe los temores por la guerra comercial.

Trump salió de Washington con cinco encuentros bilaterales agendados. Tiene previsto reunirse, además de con Xi, con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe; la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente Mauricio Macri. Con Macri tendrá la primera actividad en su agenda: un desayuno hoy, bien temprano, en la Casa Rosada. Luego le quedaran otros cuatro encuentros, a menos que decida agregar o suspender otro.