Pérez Volpin murió por una perforación en el esófago

El informe final de la autopsia determinó que la periodista y legisladora porteña Débora Pérez Volpin murió por una perforación instrumental en el esófago y que se trató de una muerte violenta.

El resultado de la pericia realizada por el Cuerpo Médico Forense fue dado a conocer ayer en conferencia de prensa por la familia y el abogado de Pérez Volpin, la comunicadora que falleció el 6 de febrero pasado, mientras le practicaban una endoscopía en el Sanatorio de la Trinidad.

«La muerte de Débora se produjo por una perforación instrumental del esófago, no se han detectado patologías preexistentes y las lesiones del estómago son consecuencia de las maniobras instrumentales y de la reanimación cardíaca», leyó del informe pericial el abogado de la familia, Diego Pirota. Además, el letrado informó que en la autopsia también se indicó que «las maniobras de reanimación básicas fueron adecuadas y que de adoptarse otras no hubieran modificado el resultado muerte».

Pirota sostuvo durante la conferencia que los resultados fueron «contundentes» y «abrumadores», y que la muerte de la periodista, según lo definieron los peritos, «se trata de una muerte violenta. No murió por un paro cardiorespiratorio, sino por los dos profesionales que intervinieron en el cuerpo de Débora», indicó el letrado.

Durante la conferencia realizada en el salón Montevideo de la Legislatura porteña, el abogado de la familia lanzó fuertes críticas contra el Sanatorio de la Trinidad.

«En todo este tiempo encontramos que la clínica fue un gran obstáculo. Primero, le mintieron a la familia diciendo que se trataba de incertidumbre, después sacaron un comunicado de prensa hablando de un paro cardíaco, algo de lo que mueren todas las personas. Luego, en la segunda mentira y sin ningún escrúpulo, dijeron que Débora tuvo hepatitis: más allá de ser falso violaron el secreto profesional», indicó Pirota. Además, el abogado apuntó contra el juez Gabriel Ghirlanda quien hasta este martes había sido el magistrado de la causa, pero dejó de serlo ya que se le terminó la subrogancia en el Juzgado Criminal y Correccional N° 57.

En tanto, el viudo de Pérez Volpin, Enrique Sacco, que también participó de la conferencia, visiblemente conmovido expresó: «No queríamos hablar sin tener la verdad absoluta de lo que dice el informe científico. El informe nos va a permitir a la familia abrazarnos y conseguir un poco de paz. Ahora tiene que actuar la Justicia».

Sacco contó que Débora era una mujer sana, de 50 años, que estuvo nadando el domingo previo a su muerte, y que el día en que ocurrió el hecho, se había estado riendo y organizando una cena para esa noche una vez culminado el estudio.

«Nos sorprendió lo que ocurrió el 6 de febrero y cuando empezamos a pensar que Agustín y Luna tenían que tener una respuesta de lo que pasó, nos empezamos a mover porque nos podíamos quedar con la resignación de lo que pasó», expresó. Y concluyó: «No tenemos rencores ni sed de venganza, solo queremos la verdad».