Los Trotta: padre e hijo viven hace un año en el Fleni y esperan el juicio

Desde que Rubén Trotta (56) fue atropellado en la avenida Perón pasaron 675 días. El 20 de junio de 2015, el hombre circulaba en su mountain bike cuando Néstor Roseo lo impactó de atrás con su Renault 12 Rural. La caída fue brutal. El casco que protegía la cabeza del ciclista quedó deformado contra el cordón cuneta. Los médicos dirían más tarde a los familiares que el traumatismo de cráneo era para preocuparse, un cuadro demasiado grave para tratarlo en la provincia.
Dos años después, Trotta permanece internado en la Fundación Fleni de Escobar. En ese tiempo atravesó siete operaciones complejas y pasó por cinco hospitales en diferentes provincias. La intervención más reciente fue hace unas semanas: los médicos intentaron cortar con la espasticidad que le tensa los miembros superiores e inferiores.
Si todo marcha bien, a fin de año el hombre podría regresar a Santa Rosa, pero antes habrá que operarlo, al menos, tres veces más. Trotta no está solo. Desde que pasó lo que pasó, su hijo Diego lo acompaña las 24 horas del día como un centinela y se ha convertido, de alguna forma, en el motor de su recuperación.

Pacto entre hermanos.
Clínicamente Trotta está estable. Si bien los médicos nos saben con certeza cuál es el daño neuronal, los órganos le responden. Para que pueda respirar, le hicieron una traqueotomía; para que pueda alimentarse, le practicaron una gastrostomía. “Casi no puede hablar, pero por ahí larga alguna palabrita suelta, con esfuerzo”, dice Diego, desde una de las 56 habitaciones que tiene el prestigioso hospital de rehabilitación neurocognitiva.
En 2015, Diego abandonó su casa y su polirrubro en Toay, cuando logró que la obra social derivara a su padre a Buenos Aires. No fue fácil lograr el traslado: el muchacho se encadenó al mástil de la Municipalidad de Santa Rosa para que la prepaga le dé una respuesta. Después, en una especie de “pacto” con su hermana Noelia, acordaron que él se haría cargo de atender al padre y ella de mantener el negocio y cuidar la casa.
“Lo de mi hermano es admirable. El dejó todo y tiene a mi viejo como en una cajita de cristal. El cuidado de mi viejo es más difícil que el de un bebé y él se las ha arreglado para ser como un enfermero profesional. Con mi trabajo trato de ayudarle económicamente, porque la verdad es que se hace muy difícil mantenerse allá”, dijo Noelia (35), madre de una nena de dos años y empleada de una inmobiliaria.
“Yo voy cada tanto a visitarlo y llevarle a su nieta. La nena es su incentivo. Lo que más me duele es que él se esté perdiendo esta etapa”, agregó.

El presente.
Por la ventana de la habitación que comparten Rubén y Diego puede verse una arboleda, un patio de césped verde, el estacionamiento de hospital. Aunque no es el mejor lugar del mundo, la vista da cierta paz. En el cuarto de 6 metros por 4 está la cama del padre y muy cerca el sillón cama donde duerme Diego. Hace un año que el muchacho duerme en el sillón.
“Yo trabajo hombro a hombro con él y estoy en constante actividad. Hago de enfermero, de camillero, de kinesiólogo, de todo. Acá tratamos de socializar todo el día, hay un hall bastante amplio donde nos juntamos a charlar con la gente. Tomamos mates con otros pacientes y sus familiares y tratamos de hablar de otra cosa que no sea lo que nos pasó. Desafiamos las circunstancias”, dice Diego, que durante cinco meses, todos los sábados, hizo el curso de acompañante terapéutico del que ya se graduó.
“Conozco todos los pasillos. En todo este tiempo hemos visto pasar muchas caras. La mayoría de las internaciones duran 6 meses, pero nosotros ya pasamos más de un año. Estamos entre los tres pacientes más antiguos del Fleni de Escobar. La estadía se dilató bastante”, agregó.
-El cuadro de tu papá es complejo y la recuperación lenta ¿cómo sobrellevás eso?
-Los objetivos míos son descansar a la noche y trabajar al máximo todo el día. Cuando nos toque volver a La Pampa esto va a continuar y vamos a tener que estar a la altura de las atenciones. Por lo pronto miro el hoy y proyecto solo para mañana. Eso hago: miro el hoy.

El juicio, postergado
La audiencia preparatoria del juicio penal contra Néstor Roseo por haber atropellado a Trotta debía realizarse ayer en el Centro Judicial de Santa Rosa. Sin embargo, la fiscala Cecilia Martiní la postergó porque no podía asistir a las 9.30, horario en que estaba pautada. Se estima que el debate por la causa caratulada como “lesiones gravísimas culposas” comenzará en dos meses. Por la carátula, es difícil que el conductor purgue una condena que implique la prisión efectiva.

FUENTE : DIARIO LA ARENA