Los talibán toman un campo de entrenamiento policial y desatan un baño de sangre en Afganistán

Durante tres horas, 6 terroristas atacaron el complejo, matando a 32 personas e hiriendo a unas 200.

Al menos seis hombres armados y kamikazes atacaron hoy un instalación policial en la provincia de Paktiya, Afganistán, desatando una carnicería. El ataque dejó 32 muertos y más de 200 heridos, según un balance de los servicios de sanidad provinciales.

El Ministerio del Interior confirmó en un comunicado el fin del ataque con la muerte de los siete atacantes, después de que dos de ellos detonaran los explosivos que portaban en «dos vehículos repletos de explosivos» a la puerta del cuartel, abriendo paso al resto, que iniciaron un tiroteo que se prolongó durante tres horas.

«En este incidente, el general Toryalai Abyani, jefe de la Policía de Paktiya, murió», explicó el Ministerio de Interior, sin aportar más detalles sobre las víctimasentre las fuerzas de seguridad.

El ataque comenzó alrededor de las 9.30, hora local (2 de la mañana en Argentina), en el cuartel de Gardiz, capital de Paktiya, y donde la Policía tiene su sede principal para las provincias de Paktiya, Paktika, Khost y Logar.

El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, reivindicó el ataque en un comunicado, en el que confirmó que emplearon dos vehículos cargados de explosivos en el inicio de la operación contra el cuartel: un camión y un coche de Policía que habían robado antes.

«En ambos ataques decenas de policías murieron y hubo edificios que quedaron destruidos», sentenció Mujahid.

Este mismo cuartel ya fue objeto de un ataque talibán el pasado mes de junio, cuando 11 personas murieron y 20 resultaron heridas en una acción realizada por un grupo de seis talibanes.

En los últimos dos años y medio, el gobierno afgano ha ido perdiendo terreno ante los talibán hasta controlar apenas un 57 % del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.

Según datos de esa misma fuente, entre enero y noviembre de 2016 al menos 6.785 miembros de las fuerzas de seguridad afganas murieron y otros 11.777 resultaron heridos, en línea con el recrudecimiento del conflicto.