La oposición se unifica para enfrentar la embestida de Cristina Kirchner contra los jueces que la investigan

La vicepresidenta está dispuesta a ir a fondo en su pelea contra los magistrados que la investigan por corrupción. Preocupación en Juntos por el Cambio por el riesgo de comprometer la paz social

“La gente está decidida a seguir hasta que se dejen de joder con Cristina, hasta que paren”. La frase fue pronunciada anoche por Mariano Recalde, senador nacional y dirigente de primera línea de La Cámpora, en la esquina de Juncal y Uruguay, en el barrio porteño de Recoleta, y expone con toda crudeza la decisión que tomó Cristina Kirchner:ir a fondo contra la oposición y los jueces y fiscales que la investigan por corrupción.

La reacción política de la vicepresidenta al pedido del fiscal Diego Luciani de 12 años de prisión e inhabilitación perpetua reordenó el tablero político, alineó al peronismo y unificó a Juntos por el Cambio, aunque los puso ante la disyuntiva de enfrentar esa embestida sin poner al mismo tiempo en riesgo la paz social.

Cristina Kirchner al llegar anoche a su departamento del barrio porteño de Recoleta. (Foto Gustavo Gavotti)Cristina Kirchner al llegar anoche a su departamento del barrio porteño de Recoleta. (Foto Gustavo Gavotti)

“El peronismo va a acompañar a Cristina Kirchner, pero los gobernadores saben que los puede perjudicar en el voto blando, que es sensible -y más en este contexto de crisis- a las cuestiones de corrupción”, asegura en diálogo con Infobae un veterano dirigente de Juntos por el Cambio, que reconoce que la embestida de la vicepresidente fue decisiva para recuperar hacia adentro el clima de unidad.

Sin embargo, así como puso en duda las lealtades en el Frente de Todos también señaló las dificultades que tienen en Juntos por el Cambio para definir un modo eficaz para enfrenta la embestida de la accionista principal del Frente de Todos. “Si no estamos juntos, nos van a llevar puestos”, explica.

El dirigente -que está en el bolillero de precandidatos para el 2023- resalta que la vicepresidenta logró una inmediata solidaridad pero con un tema, la corrupción, que es identificado por la sociedad como uno de los principales problemas que afectan su vida cotidiana. “Es inevitable que cuando los gobiernos fracasan, haya menos tolerancia a los desvíos de la moralidad pública”, afirma.

En los sondeos de opinión en general se detectan, casi invariablemente, los mismos asuntos: la inflación, la corrupción y la inseguridad. De hecho, en la última encuesta de la consultora Fixer, la inflación está en un registro récord (64%), mientras que la corrupción y el sistema político le siguen en la identificación de los principales problemas que tiene la Argentina.

Sobre este punto, es interesante ver que en el caso de la inflación no hay diferencias entre el que vota a oficialismo u oposición, pero sí cambia la opinión de manera dramática en el caso de la corrupción: es un tema importante para el 61% de los que eligen a JxC, y apenas el 23% entre los del Frente de Todos. En ese contexto actúa la vicepresidenta cuando enfrenta a los jueces que la investigan: a sólo 1 de cada 4 votantes del kirchnerismo le resulta importante.

Con la inflación galopante y la corrupción como tema dominante, las mediciones registran datos inéditos: Alberto Fernández llegó a su piso de imagen (sólo el 15% tiene una evaluación positiva), mientras la vicepresidenta y el gobernador Axel Kicillof repitieron sus peores registros de imagen negativa. En intención de voto, la oposición de Juntos por el Cambio tiene 43%, el Frente de Todos 27%, mientras que Javier Milei, el economista libertario que venía de varios meses de retroceso, pegó un salto de cinco puntos y se consolidó, claramente, como tercera fuerza (con 18% de intención de voto).

Acuerdos y conflictos

Volviendo a JxC, la oposición lucha por dominar dos fuerzas subterráneas que trabajan de manera simultánea: la de ruptura y la de conciliación. En la reunión del miércoles, los principales líderes de la Mesa Nacional encontraron en Cristina Kirchner motivos para sofocar la discordia. Evitaron discutir los temas más conflictivos: las críticas de Elisa Carrió; una frase de Miguel Pichetto -que puso en duda la acusación a la vicepresidenta de jefa de una asociación ilícita-, la votación en el Congreso de impuestos o la definición de la presidencia del Interbloque en Diputados.

Juntos por el Cambio pidió el juicio político de Alberto Fernández.Juntos por el Cambio pidió el juicio político de Alberto Fernández.

Apuntaron a Cristina Kirchner -que aglutina y da consistencia política a las distintas tribus de la oposición- y plantaron una advertencia sobre una movida sigilosa que los gobernadores afines al peronismo empezaron a poner en marcha en sus distritos: la alteración de las reglas electorales. Son dos caras de la misma moneda, porque más allá de la gestualidad del apoyo y la solidaridad, hay más gobernadores que quieren despegar su futuro del “proyecto nacional y popular” que encabeza Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

El caso más grave se consumó ayer en Salta, con la anulación por única vez de las PASO, un camino similar al que quiere tomar Catamarca. Pero también está el intento en San Juan de instaurar la ley de lemas para evitar una derrota y la posibilidad de que se adelanten los comicios locales en Neuquén. “Alertamos sobre los cambios en las reglas a seis meses de las aperturas de los procesos electorales”, dijeron en el comunicado.

Luego de eso, la peligrosa boutade de Alberto Fernández -con la odiosa comparación entre los fiscales Luciani y Alberto Nisman- le dio otra oportunidad a Juntos por el Cambio de reforzar la unidad.

La oposición se encolumnó detrás de un duro comunicado con críticas al Presidente y a la Vice, la denuncia por amenazas y sedición, y el proyecto para iniciarle juicio político al primer mandatario, en una ofensiva más bien testimonial, debido a que no tienen los votos para iniciar una debate de ese tipo. La única excepción fue la del radical Facundo Manes, que se mostró en desacuerdo con sentar al jefe de Estado en el banquillo de los acusados y replicó que el bloque “no es una manada”.

“Me gustaría saber quién es el candidato a presidente que tiene Mario Negri”, manifestó, no sin mordacidad, el neurocientífico. Claro, los dos son de extracción radical.

Pero lo de Manes pareció, más que la regla, una excepción. Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y presidente del partido, y sus colegas Rodolfo Suárez (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes) tienen motivos para aceptar votar con el gobierno nacional medidas que les garanticen alternativas para financiar sus provincias. Pero dijeron no. La decisión fue suspender las negociaciones y los “vasos comunicantes”, según la definición que dio un experimentado dirigente radical, con la Casa Rosada. En el Senado están mirando con puntillosa atención los pliegos de jueces a ser aprobados.

Otro dato clave es cómo se involucró Mauricio Macri en la interna de Juntos por el Cambio en Córdoba. Se mostró con Rodrigo De Loredo, el precandidato a gobernador que enfrenta a Luis Juez, y aunque no lo dijo fue un apoyo táctico. Arriba del escenario de la Bolsa de Comercio de esa provincia elogió su juventud y, al mismo tiempo, dijo que se necesita renovación y cambio. Juez, que fue intendente en 2003, se atragantó.

Sin embargo, el ex presidente aclaró que todos deberían ir a una PASO, aunque pidió que primero se definan las reglas de juego. Confía en que De Loredo tendría más chances de vencer el liderazgo del peronismo que capitanea Juan “El Gringo” Schiaretti.

Carrió y la resistencia

Elisa Carrió junto a Juan José Sebrelli, en un encuentro de la fundación Hannah Arendt.Elisa Carrió junto a Juan José Sebrelli, en un encuentro de la fundación Hannah Arendt.

La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que había estado en el centro de la escena por sus críticas a aliados clave de JxC, planteó en un zoom de la fundación Hannah Arendt la necesidad de “depurarse de elementos massistas” y reiteró su planteo acerca de que la “unidad falsa puede ser un nuevo fracaso”.

Sin embargo, la dirigente se abocó a plantear la necesidad de que la oposición plantee “cómo y de qué manera hay que resistir” frente a la embestida contra los jueces de Cristina Kirchner, a la que se plegó Alberto Fernández y todo el peronismo.

“Hay Presidente pero no hay autoridad; hay vicepresidenta, pero no hay autoridad. Tenemos que sostener el orden democrático, la justicia independiente, el humanismo. El pueblo lo puede hacer; es el derecho a la resistencia pacífica, no violenta”, afirmó Carrió en una presentación junto al filósofo Juan José Sebrelli.

Para Carrió, esa resistencia tiene que ser “de manera no violenta, no escrachando, de manera inteligente, porque nosotros queremos el centro, la democracia, la Constitución, la paz. Lo nuestro tiene que ser un no que es un voz que grita, pero no ensordece”. Y agregó: “Podría haber una cacerolita”. “Al que nos acosa o nos abusa hay que ponerle límite, porque sociedades abusadas votan abusadores. Argentina es una sociedad abusada, que termina repitiendo el ciclo”, afirmó.

La economía

Mientras oficialismo y oposición se entremezclan en batallas de poder, el economista Luciano Cohan, ex funcionario del Ministerio de Economía y cofundador de Alphacast, subrayó apenas cinco de los problemas más graves que demandan, sino soluciones, al menos la atención prioritaria de las autoridades de la Nación.

La crisis monetaria y la inflación .

La crisis fiscal de un Estado quebrado.

La crisis de deuda en pesos y dólares.

Las consecuencias de una década de recesión sobre la inversión, la productividad y el mercado laboral.

La pobreza estructural, que está en el orden del 40% de la población.

Con Cristina enfocada en su situación judicial y el Presidente corrido del centro de la escena, el ministro de Economía, Sergio Massa, se muestra concentrado en la gestión y en el diseño de medidas que alejen la posibilidad de una aceleración de la crisis. En primer lugar, el funcionario tendió puentes de diálogo con los principales afectados por su plan de austeridad, que incluye recetas ortodoxas de control del gasto: sindicalistas y gobernadores fueron los primeros que patalearon por el impacto concreto del “orden fiscal”.

Seguro de un “apoyo pleno” de Alberto Fernández y la vicepresidenta, Massa trabajó esta semana en medidas de alivio fiscal para fomentar tres sectores a los que define como “las turbinas de la máquina de hacer dólares”, que son la energía, el campo y la economía del conocimiento. El objetivo es alinear políticas sin comprometer un eje central, que es el fortalecimiento de las reservas del Banco Central y la administración del billete norteamericano, ese bien escaso.

Son todas medidas que buscan dotar a la economía de un insumo que, en plena radicalización K, es el que más ausente está, la previsibilidad. La conclusión puede quedar en una frase que tuiteó Andrés Cuervo Larroque, un dirigente de La Cámpora que suele expresar el pensamiento más genuino del cristinismo: “Y esto recién empieza”.

fuente :Infobae

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