”¡Están quemando mi marca, creen que soy una terrorista!”: el descargo de Carmela Hontou, la diseñadora uruguaya que contrajo y fue a un casamiento

Carmela Hontou llora. Llora desconsoladamente y es un llanto impactante porque le brota desde unos pulmones ahogados. Buena parte de su país habla mal de ella, su nombre en Uruguay está inevitablemente asociado al coronavirus y el linchamiento en las redes sociales la está quebrando.

“¡Dicen que soy una terrorista que trajo el virus para matar a todo el mundo!”. Desolada, habla durante una entrevista telefónica con Infobae de la “decepción” que le han generado muchos amigos tras conocerse su historia: dos viajes a Europa entre enero y marzo y su presencia en una fiesta de casamiento para 500 personas pese a señales razonablemente claras de que podía haberse contagiado del virus que tiene en vilo al mundo.

La República Oriental del Uruguay tiene apenas tres millones de habitantes y no es exagerado decir que muchos se conocen entre sí. Hasta el viernes no se habían reportado casos de coronavirus, pero el pequeño país ya suma seis, y Hontou, de 57 años y diseñadora de modas especializada en abrigos de cuero y pieles, está en la mira de muchos.

Hay muchos amigos que me han decepcionado, por supuesto. ¡La gente es enferma! Me llaman de Europa, de México, de Los Angeles y no pueden creer lo que ven en las redes. ¡Me llaman llorando! ‘¿Qué hacen en tu país, que están poniendo, es que no saben quién sos tú?’”, me repiten.

Hontou permanece en su casa y dice sentirse “mejor” de salud tras haber tenido un pico de fiebre un día después de la boda a la que asistió buena parte de la alta sociedad uruguaya y del patricio barrio de Carrasco: “Me siento mejor, aunque toda esta repercusión fue muy fea, la gente piensa que fui a un casamiento a expandir un virus, y no fue así”.

En enero, Hontou voló a Milán y Madrid para mantener reuniones relacionadas con su actividad profesional. Todo indica que fue en ese viaje que se contagió. “Estuve el 21 de enero en Milán y el 24 llegué a Madrid. Desde el 25 volé de fiebre, estuve tres días a 41…”, recuerda.

Sola y alojada en un apartamento del centro de Madrid, la uruguaya entró en crisis: “No podía ni hablar. Tenía 41 grados de fiebre y un edema de glotis. Pensé que era una fiebre por el cambio de clima, por el frío. Llamé a Uruguay pidiendo que me mandaran un médico de mi seguro de viaje. El médico estuvo cuatro horas para sacarme de la crisis respiratoria”.

Yo tengo un reflujo muy importante y eso me afecta respiratoriamente. Le dije al médico de todo ese tema (el coronavirus), pero no hizo caso. No era, en ese momento, un tema que estuviera en el tapete. Él ni me lo menciona, yo se lo menciono. Era un chico muy joven… Pero me sacó de la crisis”, continúa.

“Me dio 14 días de antibióticos, que era un disparate, tomé menos. Pero me dejó muy bien, pude ir a desfiles, quedé bárbara. El 6 de febrero regresé a Uruguay y me quedé hasta el 22. Como estaba negociando con Versace, me llamaron para reuniones el 24 de febrero en Milán. Vuelo el 22 de día, nada menos que el día de mi cumpleaños, y como tenía wi-fi en el vuelo, fui viendo lo que iba pasando. Desde Milán me empieza a decir que están viviendo una guerra. Llegué a Madrid el domingo, y un diseñador amigo me dijo que de ninguna manera podía ir a Milán teniendo en cuenta mi situación de salud. Y me quedé en Madrid, donde me protegía y me cuidaba, aunque no había nada aún. Iba a pocos lugares, me veía con poca gente…”, prosiguió con su relato.

Hontou asegura que en ese segundo viaje no volvió a tener fiebre (“en algunos medios han puesto cualquier cosa”), pero pese a todo el coronavirus era un asunto para ella, o al menos eso se deduce de lo que relata a continuación: “En el aeropuerto de Madrid bajé con el barbijo. Cuando llegué a Carrasco pregunté si no había nada, ningún tipo de control. Y no había nada. ‘¡Estamos todos locos!’, les dije. Me fui a comer con mi madre, que tiene 84 años. ¿A vos te parece que si yo sospechaba que tenía el virus iba a poner en peligro a mi madre?”.

¿No pensó en suspender su presencia en la fiesta de casamiento? Hontou dice que no. “¡Era como un hijo mío, yo fui como cualquier persona! Y había otra gente proveniente de Europa en esa fiesta. Me quedé dos horas y media, tres, y me fui porque estaba cansada por el jet lag”, puntualizó.

Hontou negó a Infobae haber tosido durante el casamiento y haberse sentido mal ese mismo día, lo que habría llevado al comentario de algunos asistentes acerca de si no tendría el virus. Esa historia se difundió en audios viralizados.

“¡Mentira! Nunca estornudé… Nunca estornudé en el casamiento. Yo no estornudo casi nunca, la verdad. La broma fue porque venía de Europa y me decían “ché vos no tendrás el coronavirus”, pero yo en general no saludo por las dudas”.

– Pero usted se cruzó con mucha gente en el casamiento, también al día siguiente en la reunión en lo de su prima, ¿no?

– Se reían. Y en lo de mi prima vomité, ahí me empecé a quedar sin voz. «Ay chicos, me parece que tengo un estrés tremendo, me voy yendo», les dije. Nadie pensaba que tenía coronavirus, me conocen, saben que a veces me quedo sin voz. Estaban mi hermana y mi sobrina conmigo, llamé a mi médico de cabecera que estaba en Argentina y le dije que estaba asustada.

– ¿Cree que se lo contagió en Italia en enero?

– No puedo saberlo, pero yo sospecho que me lo agarré en enero. Yo soy muy fuerte, tengo muchas operaciones. Eso me fortaleció, tengo eso de que a mi no me mata nada. Yo lo pasé por arriba al virus, y lo que tuve después fue una recaída porque estaba flotando (el virus) en Madrid, agarré la cola. Me lo dijo el infectólogo, cree que no estoy ya en fase de contagio, ya pasó. Dice que tengo el virus metido y por eso me salió positivo, pero que no estoy ya para contagiar a nadie. Yo creo que me lo agarre en esos cuatro días a 41 grados, esos días que pasé sola en un apartaento en Madrid.

– ¿Por qué no se sometió a un estudio tras el primer viaje a Europa?

– En Madrid se destapó todo cuando yo me vine. Y acá yo sola me recluí. (Tras el segundo viaje) Me quería hacer el estudio y no me lo querían hacer, pelee contrta viento y marea Y cuando me hice la muestra no la estudiaron, porque decían que no era un caso grave. Les dije, ‘¿me tengo que estar muriendo para que me hagan el test?’.

Hontou se quiebra, sabe que su relato es desordenado y ofrece muchos flancos. Pero se siente sola y víctima de ataques desproporcionados. Teme por el futuro de su persona y de su negocio. Cierra la entrevista angustiada: “En Argentina me conoce mucha gente, me están quemando mi marca, mi nombre. ¡Mi nombre es mi marca, tengo tantos clientes allí…!”. Y el llanto ya no le permite seguir hablando.

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