abril 18, 2024

España, en el laberinto

Victoria pírrica pero tres puntos al fin y al cabo, que es de Lo que se trata en un Mundial. El triunfo ante Irán acerca a España al objetivo de los octavos de final, pero el juego mostrado en Kazán ante una Irán que sólo buscó dejar su puerta a cero y aparecer en un par de veces por el área de De Gea, tal y como hicieron, dejó que desear.

El problema para España es que el juego de los de Hierro no tuvo la fluidez necesaria para superar a una rocosa y poblada defensa como la iraní. Probablemente en lo que resta de Mundial, España no se va a encontrar algo así, ni parecido, pero los jugadores españoles no mostraron ante Irán el juego preciso para derrotar con solvencia a una selección cuya única propuesta era la de defender.

No tuvo muchos recursos y además, en las dos o tres llegadas de la segunda mitad, los de Queiroz pusieron a prueba a De Gea, consiguiendo un gol que no valió, pero que metió el susto en el cuerpo a técnicos, afición y jugadores españoles. Excesiva concesión para tan poco ataque de un rival que apenas se atrevió a atacar y cuyo único objetivo era no recibir tanto alguno. Apenas pisó el campo contrario, pero logró meter miedo con muy poco.

Fernando Hierro no lo ocultó al término del partido. «Hemos sumado tres puntos, pero el juego y las sensaciones con las que nos fuimos el día de Portugal fueron mucho mejores que las de Irán. Importan los tres puntos logrados, pero esa es la verdad». Y es que la selección de Fernando Hierro no mostró recursos suficientes como para superar a una defensa poblada y dura como la de Irán.

Muralla defensiva

El argumento esgrimido por el entrenador habla de un Mundial igualado y de la capacidad defensiva de los de Carlos Queiroz, pero cuando tienes el 70 por ciento de la posesión de balón debes crear más ocasiones y dejar atrás la resistencia del rival de lo hecho por los españoles ante la selección asiática en Kazán.

Los 772 pases dados por los jugadores de España contrastan con los 212 que dieron los de Irán. Un gol fue el que logró Diego Costa, por otro de los iraníes que no valió. Mucha diferencia en número de pases y en eso de controlar el balón, pero muy escasa distancia en el marcador, lo que provocó incertidumbre hasta el minuto 94, instante final del partido.

España disparó en 17 ocasiones, por 5 de los de Queiroz, pero sólo 3 entre los tres palos de la portería de Beiranvand, muy poco y que denota cierta falta de puntería. Y es que España no tuvo un juego alegre en momento alguno del partido. El laberinto planteado por los de Irán pudo con ellos. Atentos.