La justicia de Garantías dictó la prisión preventiva a la monja Kumiko Kosaka, imputada por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante cometido contra menores hipoacúsicos, en hechos ocurridos hace aproximadamente una decena de años en el Instituto Próvolo de Luján de Cuyo.
La decisión fue adoptada por la jueza de Garantías, Alejandra Alonso, quien dictó la prisión preventiva, por lo que la religiosa, de 42 años, seguirá presa en el penal de Agua de las Avispas, en la localidad mendocina de Cacheuta hasta que se inicie el juicio oral.
La imputación de Kosaka incluye la «omisión del delito de abuso sexual con acceso carnal» agravado por ser «guarda» de la víctima y aprovechando la situación de «convivencia preexistente», tras la declaración de una testigo de identidad reservada que declaró haber visto cómo uno de los curas imputados sometía sexualmente a otra chica en el baño del albergue de mujeres y que luego la monja la asistió con un pañal para que se limpiara la sangre de las heridas en sus partes íntimas.
Según fuentes de la fiscalía, Kumiko también fue señalada por otra ex alumna del instituto por el encubrimiento de ese episodio, mandar a una víctima a donde estaba el cura Horacio Corbacho para que éste la abusara, y participar de tocamientos con niñas.
La decisión de la justicia coincidió con la del fiscal Gustavo Stroppiana, quien esta mañana argumentó que la imputada debía continuar detenida por considerar “que existe peligro procesal por riesgo de fuga y peligro para las víctimas”.
“Hay riesgo de fuga. De hecho tuvimos que labrar un pedido de captura internacional para que ella esté sujeta a proceso”, dijo hoy ante la prensa el fiscal antes de que comenzara la audiencia.
El letrado también aseguró: “Existe riesgo procesal por la posibilidad de interferir en la investigación, ya que si escuchamos las declaraciones de todas las víctimas y el miedo que tienen, ese miedo lo han podido superar al ver que todas estas personas han perdido la libertad porque tienen miedo a ser presionadas y tener que revivir lo sufrido todos estos años y que ahora han salido a la luz”.
En tanto el abogado defensor de Kumiko, Carlos Varela Alvarez, había argumentado que “existe peligro contra la integridad física” de su defendida mientras esté alojada en el penal Agua de las Avispas.
Junto a ella ya están imputados y detenidos los sacerdotes Horacio Corbacho, de 55 años y el italiano Nicolás Corradi, de 82, quien tenía acusaciones similares en Verona, Italia, en los años 80 y fue trasladado a Mendoza.
También el monaguillo Jorge Bordón, de 55; el ex empleado del instituto, José Luis Ojeda, de 41, quien también es sordo, y el jardinero Armando Gómez, de 46 años.
Kumiko no pertenece a la misma congregación que los religiosos del Instituto Próvolo, sino a la orden de las hermanas Nuestra Señora del Huerto, que tiene sedes mendocinas en el departamento de San Carlos, y en Buenos Aires.
La religiosa, en sus declaraciones durante el actual período de instrucción, desmintió ante el fiscal las denuncias de los menores y los dichos de las víctimas e incluso los acusó de “fabular”, se informó judicialmente.
Tampoco se logró que el vicario Dante Simón, encargado de la investigación interna del Vaticano, quien llegó de Córdoba para interiorizarse de la causa, revele datos de la iglesia o detalles de lo que la institución conoce o conocía de sus miembros amparados en el Concordato de 1966 firmado por el Vaticano y el presidente de facto Juan Carlos Onganía en 1966.
El silencio fue criticado en una reciente marcha de familiares y allegados a las víctimas realizada la semana pasa en la capital mendocina.