Cárcel para una española por denunciar repetidamente al padre de su hija por falsos abusos

Un tribunal español condenó a cinco años de prisión en una sentencia con duros términos a una mujer que denunció repetidamente a su expareja por falsos abusos sexuales a la hija de ambos.Gabriel BouysUn tribunal español condenó a cinco años de prisión en una sentencia con duros términos a una mujer que denunció repetidamente a su expareja de falsos abusos sexuales a la hija de ambos

Según el diario El Mundo, esa condena es un récord para este tipo de casos en España.

Condenada por denuncia falsa, abandono de la patria potestad y delito contra la integridad moral, la mujer debe además indemnizar con 40.000 euros (unos 42.000 dólares) tanto a la niña como al padre, por el daño que les causó con sus acusaciones infundadas, según indicó la sentencia de un tribunal de Granada (Andalucía, sur) a la que tuvo acceso este miércoles la AFP.

Asimismo, el tribunal le quitó a la mujer la patria potestad sobre la niña por diez años por «ser un peligro para el desarrollo» de su hija.

La madre hizo hasta ocho denuncias ante la policía y los tribunales contra el padre por abusos y en una ocasión de violación, mientras que sometió a la niña, actualmente de nueve años, a diez exámenes médicos y sicológicos, sin que ninguno aportara evidencias de los supuestos delitos, mientras se encontraba en pleno proceso de divorcio con el hombre.

Los sucesivos exámenes ginecológicos y sicológicos afectaron la «estabilidad psicológica y al rendimiento escolar» de la niña.

Su objetivo era «obtener la guarda y custodia exclusiva» de la niña, según el escrito del tribunal, fechado el lunes.

La sentencia, que puede ser recurrida, describe a la acusada como una persona con predisposición «a la mentira», de «cinismo exacerbado» y «una maldad preconcebida con tintes obsesivos».

Los problemas comenzaron en 2018 cuando el hombre, un año después de separarse de la mujer con la que se casó en 2010, solicitó la custodia compartida de la niña, nacida en 2012.

El padre, profesor de inglés, perdió a muchos de sus alumnos y también vio dañada «su estabilidad emocional, tranquilidad y sosiego», agregó el tribunal.

«Es lo mismo que morir en vida», explicó el hombre a El Mundo. «Es intentar matar a alguien sin tocarlo (…) Es acusarte de lo más vil y bajo que puede hacer un ser humano: hacerle daño a tu propia hija», agregó.

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