Apareció el cuerpo de Claudia Repetto en el lugar que había indicado el asesino en su confesión

No contó cómo, no dio mayores detalles, pero lo poco que dijo bastó a los investigadores para entender que Ricardo Rodríguez la asesinó a su ex pareja, Claudia Repetto, y que sepultó su cuerpo al costado de la ruta 11, en la zona de acantilados. Pasado el mediodía de este sábado, la Policía encontró el cuerpo de la mujer. 

«Algo me pasó por dentro y discutimos. La quise revivir y no pude», reconstruyó una fuente del caso la breve declaración que hizo Rodríguez ante el fiscal, en la que confesó haber asesinado a la mujer, de la que nada se sabía desde el 1° de marzo.

El cuerpo estaba a no más de 20 metros de donde en la primera semana de rastrillajes los agentes habían encontrado una pala ancha. Se supo luego que era la misma pala que un vecino le había prestado a Rodriguez. El indicio hacía presumir el peor desenlace, pero los rastrillajes, repetidos en ese lugar, nunca arrojaron resultados.

Es en el kilómetro 534 de la interbalnearia 11, que une Mar del Plata y Miramar. Las coordenadas las dio a los investigadores el propio homicida, en la escueta declaración que hizo ante el fiscal Fernando Castro.

Rodríguez, el hombre más buscado de Mar del Plata desde la noche del 1° de marzo cuando desapareció Repetto, había sido detenido en la noche del viernes. Lo vio pasar en bicicleta un amigo de la familia a tan solo 8 cuadras de su casa. «Vengan que lo encontré», llamó a los hijos de la mujer, quienes lo entregaron a la Policía.

El hombre fue trasladado en la mañana de este sábado a los Tribunales en un clima muy tenso. Efectivos de infantería mantuvieron fuera del edificio a los familiares y vecinos de la víctima, y luego, cuando conocieron detalles de la confesión, hubo incidentes. 

Claudia Repetto, de 53 años, había desaparecido la noche del 1 de marzo de su casa. Tenía previsto ir a cenar con un amigo y eso fue lo que alteró a Rodríguez, con quien hasta hacía 7 meses atrás había mantenido una relación «tóxica y violenta», según describieron los hijos de ella, que ayer no quisieron ir a la zona de Acantilados. «No queremos ver cuando la saquen», resolvieron quebrados por el dolor.

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